sábado, 29 de enero de 2011

RAMON MARERO ARITY

Over
Introducción
Al inicial tan importante trabajo sobre lo que es el análisis de la obra “Over”, podré darme cuenta de la forma de vida que tenían las personas que trabajaban en las plantaciones de caña de azúcar.
Esperando que el mismo amplié y complemente nuestros conocimientos; y que este sirva de base para ser mejores seres humanos con nuestros semejantes.
Tipo de titulo
  • Literario
Datos Biográficos del autor
Ramón Marrero Aristy
1914-1959
Ramón Marrero Aristy, que seria adulto, político, periodista y escritor, nació en San Rafael del Yuma el 14 de junio de 1914.
Hijo del ganadero Juan Bautista Aristy, quien gozaba de una buena posición económica, pudo Ramón disfrutar de una vida placida en el campo hasta que como resultado de la ocupación militar norteamericana en el país, tuvieron sus padres que ir al exilio.
Junto a sus progenitores vivió Marrero Aristy en Colombia, en Venezuela y en las Antillas Holandesas, hasta el año 1922, cuando regresaron a la República Dominicana, aunque en esta ocasión fueron a vivir al sur del país, ocupado como estaba el territorio nacional por tropas americana. No pudieron los Marrero Aristy volver a asentarse en sus terrenos del este, sino que entre sus antiguas tierras y las del sur residieron hasta el año 1929, fueron estos años de dura lucha tratando de rehacer una pequeña fortuna que estaba casi destruida. Marrero Aristy trabajo junto a su padre, convertido en un vaquero y aunque apenas le sobraba tiempo, hizo los estudios primarios y luego comenzó los secundarios distinguiéndose por el amor a la lectura y su deseo de llegar a ser un escritor.
A los 14 años, en 1928 aunque seguía trabajando en la lavandería, era corresponsal del periódico “EL Diario” de Santiago de los caballeros y de el nuevo diario de Santo Domingo.
Las crónicas de Ramón Marrero Aristy en esos periodicos llamaron la atención desde temprano, ya que se advertía el conocimiento profundo que tenia el autor de la vida, ni serias y sacrificios de los peones y de los capataces, con los que desde casi un niño había convivido.
En el año 1930, al surgir en la política dominicana el militar Rafael Leonidas Trujillo, Ramón Marrero Aristy, con apenas 17 años, se unió a los muchos jóvenes de clase media del este del país, quienes vislumbraron en la nueva situación política un cambio radical en la vida del país, como en efecto aconteció, pero no para la satisfacción de todos ellos.
Temática de la obra
  • La idea sobre la cual gira la obra es el maltrato que les hacían a los campesinos que trabajaban en la plantación de azúcar.
  • La desigualdad social.
Personaje principal
  • Daniel Compres
Descripción del personaje principal
Daniel Compres era un joven que luchaba por la vida, que trataba de seguir a delante, pero como vio que no podía, que no tenia una educación, una profesión él decidió trabajar en una bodega. Él era una persona que no le gustaba los maltratos y que fácilmente rompía en ira.

Personajes secundarios

Lope Compres, Julio, Mr. Robinsón, Mr. Lilo, El Viejo Dionisio, Cleto, Nica, Eduardo, General Beltrán, Mr. Baumer, Manuela, Don Martín, George Brown, Valerio, El Alemán, Miguel Luis, El viejo Juanico, Pipi, Justo Morales, Señor Almanzar, Señor Salustio, Montero, Señor Andujar, José Castil, Vieja Merce, Melito.

Ambiente Físico
La obra se desarrolla en un pequeño pueblo, en una finca de caña de azúcar del este, en una bodega, en el hospital, en la oficina de Mr. Robinsón.
Ambiente psicológico
En la obra hay muchos tipos de ambientes psicológicos.
  • Alegría: Cuando Daniel consiguió el trabajo.
  • Desesperación: Cuando la bodega de Daniel callo en déficit.
  • Temor: Cuando cualquiera de los jefes entraban a la bodega.
  • Compasión: Cuando algunos niños entraban a comprar una libra de arroz con la mitad de lo necesario.
  • Desanimo: Cuando Daniel era rechazado al pedir trabajo.
Postura del autor
Subjetiva: Ya que aquí entran en juego los sentimientos del autor.

Genero de la obra
Épico y dentro novela, ya que la novela es una narración extensa, por lo general en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticias, que implica un conflicto y su desarrollo que se desenlaza de una manera positiva o negativa y así es esta obra.

Punto de vista del autor
  • Primera persona central.
Modo de expresión del autor
  • Prosa.
Modo de lenguaje
  • Coloquial, ya que este es propio de una conversación informal y distendida.
Argumento
La obra trata de la dolorosa realidad que sucede en las fincas dominicanas de caña de azúcar. La obra cuenta la vida de un joven que por falta de dinero tuvo que recurrir ha atender una bodega en una finca de caña de azúcar del este. Allí él ve las barbaridades que ocurren en las fincas de caña de azúcar.
Durante todo el tiempo que él duro, él estaba acostumbrado a robar un por ciento a los clientes, ya que si no hacia esto iba a tener un déficit en su negocio y si iban a pasar un inventario y encontraban un déficit lo iban a despedir. Daniel conoció muchas personas buenas y otras no tan buenas que le contaron historias sobre los maltratos que le hacían a los empleados del central.
Al fin y al cabo Daniel Compres dejo de trabajar porque su conciencia no lo dejaba tranquilo. Daniel callo en una depresión porque al no tener dinero tuvo problemas con su esposa y con su familia, en ese momento una voz de adentro le pidió que volviera hacer como era antes, que retomara el camino.

Figuras literarias
Comparación:
  • Se enamoraran como pichones.
  • Ella, le oye como en un éxtasis.
  • Son mirados como verdaderas alimañas.
  • Jadeante como un batey.
  • Desplomo como un fardo.
  • Me miran como si quisiera explicarme algo.
  • Camino del corte, como una procesión de seres sin alma.
  • Junto a la barba, como en ademán de rogar.
  • Su vida es una vida como hay tantas en cualquier parte.
  • Las imágenes vienen como en remolino.
  • Cleto es temido entre los peones como un Zeus.
Hipérbole:
  • Me pegaban en el rostro.
  • He vivido en otro mundo.
  • ¡Hay que beber hasta reventar!
  • ¡Traiga un río de ron!
  • Hurgando el escondite de Dios.
  • Seres sin alma.
  • Vomitan sus pulmones en los carriles.
Epíteto:
  • Me caería del cielo una buena mesa.
  • Cruel angustia.
  • Gran mansedumbre.
  • Molesta situación.
Personificación:
  • Tiempo muerto.
  • Astucia vestida de calma.
  • Ojos apagados.
  • Entre las ramas juguetean los rayos de luz eléctrica.
Metáfora:
  • Endiablados kilómetros.
  • Saliva terrosa.
Reduplicación:
  • ¡Ah, ah, querido!
  • ¡Inventario! ¡Inventario! ¡inventario!
  • ¡Dun! ¡Dun!
  • ¡Ah, ah!
  • ¡Bien, bien, bien!
  • ¡Ya, ya!
  • ¡Ay, ay, mameyito!
  • ¡Oh, oh, carasucia!
  • ¡Quita! ¡quita pronto!
  • No, no
  • ¡Chof! ¡Chof!
  • ¡Bondequel! ¡Bondequel!
  • !Mi pueblo ! !Mi pueblo!
  • Y bebía, bebía.
  • Calla, calla...
  • ¡Vamos! ¡Vamos!
Juicio Valorativo

Esta obra para mí es muy buena, porque nos enseña lo tanto que sufrieron los campesinos de ese tiempo y nos ayuda a respetar a los campesinos y a los haitiano, porque ellos son personas igual que nosotros. Esta obra me gusto y la volvería a leer si tuviera tiempo.
Conclusión

Al concluir la obra me veo con otra mentalidad, una mentalidad de superarme, de llegar hacer una buena profesional para no pasar lo que paso con Daniel.
Les invito a que lean esta obra, porque tiene un buen mensaje y nos ayuda a comportarnos como personas civilizadas y tratar al prójimo como a nosotros mismos.

Glosario


A
Arboleda: Sitio poblado de árboles, principalmente el sombrío y ameno.
Sinónimo: Bosque, floresta, selva, parque, macizo, monte, seto.
B
Barracones: Edificio rectangular de una planta para albergar tropas.
Sinónimo: tinglado, depósitos, cobertizos, refugios, alberques.
Batey: En los ingenios y demás fincas de campo de las antillas, lugar ocupado por las casas de vivienda, calderas, trapiche, barracones, almacenes, etc.
Berrinche: Coraje, enojo grande y más comúnmente el de los niños.
Sinónimo: Coraje, cólera, irritación, ira, furor, arrebato, acceso.
C
Cacique: Señor de vasallos en alguna provincia o pueblo de indios. 2 personas que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo. 3 personas que en un pueblo o comarca ejerce excesiva. Influencia en asuntos políticos.
Sinónimo: Señor, dueño, amo, jefe, superior, caudillo.
Canonjías: Prebenda, brevas, gangas, momios, oportunidades, enchufes, empleos.
Cañaverales: Sitio poblado de cañas o cañaveras. 2 plantío de cañas.
Sinónimo: zarzos, cañadas, espesuras.
Chanclos: Especie de sandalia de madera o suela gruesa, que se pone debajo del calzado y se sujeta por encima del pie con una o dos tiras de cuero, y sirve para preservarse de la humedad y del lodo.
Sinónimo: Galocha, choclo, sandalia, chapines, chancleta.
Cocolo: Cocolo se le dice en Santo Domingo al natural de las islas inglesa del caribe.
Colin: Machete americano “Collins”
Congo: Congo se le llama en la finca al peón haitiano novato.
Copula: Atadura, ligamento de algo con otra cosa.
Sinónimo: Cohabita, yace.
D
Denuestos: Injuria grave de palabra o por escrito.
Sinónimo: Insulto, ofensa, agravios, injurias, ultraje, calumnias, vilipendios.
Desavero: Desyerbo de tres o cuatro pies de ancho que se hace alrededor de las piezas de caña poco antes de comenzar la zafra o cosecha.
E
Escaparates: Espacio exterior de las tiendas, cerrado con cristales, donde se exponen las mercancías a la vista del publico.
Sinónimos: Exposiciones, exhibiciones, muestras, ostentaciones, paradas, vidrieras, aparadores.
éxtasis: Estado del alma enteramente embargada por un sentimiento de admiración, alegría, etc.
Sinónimos: Arrobamiento, embelesamiento, embriaguez.
F
Furtileza: De poco aprecio o importancia.
I
Irascible: Propenso a la ira.
Sinónimo: Irritable, colérico, iracundo, incontrolado.
J
Jadeante: Respirar anhelosamente por efecto de algún trabajo o ejercicio impetuoso.
Sinónimo: Sofocado, fatigado, agitado, anhelado, exhausto, cansado.
Jumiadora: Lámpara de hojalata que se alimenta con kerosene.
K
Kerosene: Una de las fracciones del petróleo natural, obtenida por refinación y destilación, que se destina al alumbrado y se usa como combustible en los propulsores de chorros.
Sinónimo: Queroseno, nafta, combustible, petróleo, carburante.
M
Macilentos: Flaco y descolorido.
Sinónimo: Descolorido, pálido, libido.
Mañe: Nombre despectivo que se le da al haitiano.
Mocitos: Que está en el principio de la pubertad.
Sinónimo: Mozalbete, efebos, pimpollos.
S
Solazan: Aquel que de consuelo, placer, esparcimiento, alivio de los trabajos.
T
Taquígrafo: Persona que sabe o profesa la taquigrafía.
Trapiche: Molino para extraer el jugo de algunos frutos de la tierra, como la aceituna o la caña de azúcar.
Sinónimo: Molino.
Tosco: Grosero, sin pulimento ni labor.
Sinónimo: Grosero, rudo, rustico, salvaje.
Tonel: Medida antigua para el arqueo de las embarcaciones, equivalente a cinco sextos de tonelada.
U
Usanza: Ejercicio o practica de algo.
Sinónimo: Practica, costumbre, habito, moda.
V
Ventorrillo: Bodegón o casa de comidas en las afueras de una población.
Sinónimo: Bodegoncillo, merecenderillo, tabernilla.
Z
Zancadas: Paso largo que se da con movimiento acelerado o por tener las piernas largas.
Sinónimo: Marchas, pasos.
Zafra: Tiempo que dura la fabricación de la caña de azúcar.

DOMINGO MORENO GIMENEZ

Moreno Jiménez
 Poeta y educador. Nace en Santo Domingo  el 7 de enero de 1894. Publica sus primeros versos en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. Junto con Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez funda el Postumismo, considerado como el primer movimiento de vanguardia de la literatura dominicana (1921). También participó en la formación del grupo de La Poesía Sorprendida. Sus poemas tienen un fuerte peso intuitivo y toda la hondura del sentimiento.
Muere el 23 de septiembre de 1986.

Parte de sus obras: Poema de la Hija Reintegrada (1934), Promesa (1916), Vuelos y duelos (1916), Psalmos (1921); El diario de la aldea (1925), Mi vieja se muere (1939), Canto a la ceiba de Colón (1925); Decrecer (1927), Días sin lumbre (1931), Palabras sin tiempo (1932), Sentir es la norma (1939); Advenimiento (1941), Poemario de la cumbre y el mar (1942), Evangelio americano (1942), Cuatro (que se yo) estambres (1942), Exalté el ideal y sufrí ante la vida (1944), Tres pasos en la sombra (1946), Burbujas en el vaso de una vida breve (1948), Del gemido de la fragua: obra poética (1975).

Actividad laboral


1918 y 1926 fue director de la escuela primaria graduada de Sabaneta. Fue profesor de la escuela normal de San Pedro de Macorís y de Retórica, Historia de la Literatura Española, Hispanoamericana y Dominicana. Impartió también docencia en el Liceo Secundario de San Cristóbal y en la Escuela Normal de Santiago. Creó y dirigió el Instituto de Poesía Osvaldo Bazil, que fundó en San Cristóbal el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina debido a su solicitud. Ofreció conferencias para justificar un exiguo sueldo que recibía como director fundador del Instituto de la Poesía. También, fue profesor en los liceos Salomé Ureña y Juan Pablo Duarte. En1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Otilio Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez anunciaron en la revista La Cuna de América el nacimiento del Postumismo, movimiento poético que patentizó el versolibrismo iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo XX mediante el uso de elementos nacionales. Fue considerado la figura más destacada de este movimiento literario y durante muchos años le fue otorgado el título de Sumo Pontífice. Introdujo vocablos criollos en su poesía, lo que fue rechazado por algunos poetas de la época, influidos por las corrientes europeas como Manuel Rueda y Antonio Fernández Spencer quienes mantuvieron una postura crítica hacia su obra, mientras tuvo defensores como Héctor Incháustegui. Ayudó a formar y desarrollar el grupo La Poesía Sorprendida.


ASPIRACIÓN
Quiero escribir un canto
sin rima ni metro;
sin harmonía, sin hilación, sin nada
de lo que pide a gritos la retórica.

Canto que tuviera
sólo dos alas ágiles,
que me llevaran hasta donde quiere,
con su sed de infinito,
en las noches eternas volar el alma.

Canto que, como un río
sereno, fuera diáfano;
y en su fondo se vieran
como piedras cambiantes, mis ilusiones,
como conchas de nácar, mis pensamientos,
como musgos perpetuos, mis ironías
sobre los arenales de mi esperanza.

Y allí mostrarme todo
como soy en la vida
y seré tras la muerte
cuando la eternidad orle mi gloria
con sus palmas de luz!

 "La hija reintegrada"
Es uno de los puntales de la poesía contemporánea dominicana. Su obra presenta a un poeta intuitivo, con graves preocupaciones sobre la existencia del hombre. Sus inicios revelan un énfasis marcadamente modernista, aunque siempre ajeno al deslumbramiento verbal.

Sus primeros versos fueron divulgados en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. En 1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez, anunció en la revista La Cuna de América, el nacimiento del Postumismo, movimiento poético que patentizó, mediante el uso de elementos genuinamente nacionales, el versolibrismo iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo
XX.

"Agonía" La hija reintegrada


I

Hija, yo no sé qué decirte si la muerte es buena
o si la vida es amarga;
sólo te aconsejo que despiertes, adulta de
comprensión más que tu Padre!

II

Hija, ya no habrá oriente ni poniente para tu porvenir:
una sábana blanca serán tus días,
una sábana blanca será tu pasado
y tu recuerdo una estrella que frente a frente
me iluminará el porvenir!


III

No sé por qué tu agotamiento
me trae una recóndita dicha anegada de lágrimas,
que me hace auscultar el corazón de la tarde.

IV

Tu infancia y tu silencio me parecen hermanos.

V

Hija, hazme tomar la resolución de los otros:
vuelve mi proa añicos
y mi voluntad una piragua;
que nada sea mío desde hoy, que no quiera
poseer nada mañana;
desnudo de bienes y desnudo de virtudes hazme;
sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de pureza;
hazme entero el milagro de darme todo a los elementos,
como si fuera en sustanciación un ser increado!...

VI

Tu vida fue microscópica, pero grande;
el segundo de tu existir, eterno!

VII

Hija, cuántas nubes,
cuántos pájaros,
cuántos horizontes insospechados me abre
en el amanecer tu ruta!

VIII

Hija mía, para ti la mañana no será clara ni fresca;
verás envuelta el alba en la noche,
y las cosas de mayor transparencia
tomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepúsculo.

IX

En este mundo donde sólo se premia la
capacidad de fingir mejor,
era justo que llegaras, y después de breves instantes,
ya estuvieras confundida con la cal y con la
mariposa, con el carbón y con la piedra.

X

¡Cómo me alivianas la sombra, al advertir
desde que te dormiste que en mi
arrede dor todo es sombra!

XI

¡Oh tú, que me enseñaste desde que naciste
a ver la vida con ojo más sabio
y a la humanidad con ojo más triste!
Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría
de los seres mudables el ser tristes?
Triste fue la faz de la tierra cuando se
desperezó el primer hombre!
Triste tiene que quedar la tierra cuando se
desentuma en su regazo el último hombre!

XII

¡Oh, tú, que desde que naciste pude decir:
boleta de la tumba
Oh, tú, que ya crecida pude decir, por tu desvalidez,
la preferida mía.

XIII

Por ti quise cambiar y que la fortuna me sonriera;
por ti no cambié
y la fortuna no me sonreirá nunca!

XIV

Hija, cada vez que examino tu vida
me doy cuenta que tú eres como mi vida:
una sombra entre dos crepúsculos!

XV

Iba a decir entre dos agotadoras auroras
y ya ves, reincindí, sin querer, entre dos crepúsculos!

XVI

¿Por qué tan pura, tan casta y tan leve, te
debas parecer al crepúsculo?

XVII

Olvidaba que toda adjetivación es cruel y ruda:
Dios dio desnudo a los hombres el verbo,
y del lenguaje, sólo debe quedar desnudo el verbo!

XVIII

Toda filigrana de síntesis es una profanación
¿verdad, hija mía?
Ya no te puedo buscar sin parcializaciones,
sin atributo contingente:
¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente,
el vaho de las cosas!

XIX

No te puedo asir con una palabra,
y no debe extrañarte, recónditamente,
porque estás para mí más alta que la región
de las palabras!

XX

Y vuelvo a caer en las comparaciones.
¡Oh, hija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXI

Miserable hombre que osa creer que
después de la sombra la vida es vida!

XXII

De imperfecciones se forman nuestras excelencias
y es toda la existencia del hombre un brazo tendido
hacia el turbio por qué de los enigmas!

XXIII

-Tiene el pulso demasiado débil,
pero este letargo no es la muerte-.
Su médico era mi propia almohada de cabecera
y yo quedé perplejo ante su callado
sufrimiento y la miseria de la vida!

XXIV

Si fuera bizco de pensamiento
y tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;
hija, iba a blasfemar por tu dolor... pero, ¡perdona!

XXV

¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertos,
y ellos son más dueños de la tierra que los
hombres que comercian con ellos!

XXVI

¡Al través de los milenios, los hombres son
puñados de tierra
que se deforman a su antojo!

XXVII

Hija, ya han venido a avisarme que tus pies están fríos.
Hija, resígnate a que lo blanco no sea blanco
y a que lo negro no sea negro.

XXVIII

Hija, cuán brilla el sol sobre el tamiz de los guayabos,
cómo se agiganta la nada sobre la soledad
de tu aposento,
cómo nace y renace la esperanza por entre
los ámbitos de la vida!

XXIX

Tibien la leche, terciada con agua,
para si mi chiquitina despierta.
Cuídemela hasta que se vuelva esperma como
capullo inmortal el cuidado.
Ella es carne de mi vida, flor de mi
pensamiento, cemento de mi alma.

XXX

(¡Eres, amada mía,
como flor del higüero joven,
como el azogue del crepúsculo,
como la diafanidad de la Naturaleza toda!).

XXXI

No seas padre; sé Hombre,
sencillamente.
¡Gira tu vida a tu derredor
y que tu amor a una abstracta "Humanidad"
no te haga olvidar jamás de que eres Hombre!


El diario de la aldea

¡Ay Dios, que ves el viento y ves la nube,
compadécete de mi alma
que es una nube fría en un cielo claro!
Mi andar no es andar de consciente sino
de sonámbulo;
llevo las manos en el aire
y el pensamiento en el azul;
llamo «madre» a las plantas
y a las margaritas «hermanas»;
en cualquier riachuelo veo la faz de mi padre,
y los luceros, carbunclos de la noche,
        son mis «hijos».
Esta síntesis del mundo que llevo conmigo
        a veces me sume en la tiniebla;
¡pero siempre me arrastra a la luz!
Oh naturaleza, ¿qué mal te he hecho
para que me castigues con una carga tan
        desapacible?
Yo sé que vine del misterio,
pero los cambiantes de la vida son más inexplicables
        que las flaquezas de la muerte, o que
        la sencillez de la nada.
Tú no me podrás dar la alegría riente
de lejanos días y lejanos tiempos;
en ti vengo a curarme de viejos males,
en ti vengo a reposar.
El pájaro herido busca el antiguo albergue
        de sus dichas.
Junto a aquella rama, yo soñé;
bajo la sombra de aquel árbol yo medité;
el susurrar del río ya no me sabe a música, pero a
        un despertar próximo me suena.
Mariposillas: no voléis,
brisas: no entremezcléis mi cabello cano.
¡Siga mi frente erguida y luminosa como
        una antorcha!
Este hueco de cañada me recuerda la vida
y esta placidez de soledad me quiere como
        hablar de niñez.
Yo fui un niño como todos los otros,
aunque un poco más cándido y más triste.
De ayer a hoy, ¡qué abismo!
y de ayer a mañana, ¡qué universo!
Con moras frescas me teñí las manos
y tengo la mirada cansada de soñar cosas tristes.
El cielo que tengo por delante no es doloroso;
pero el horizonte de mi vida presente, sí que lo es!
El maíz brillaba en las manos del hombre,
la polla se internaba entre los matorrales,
el cielo se encapotaba sereno.
¡Quién fuera madreselva!
¡Quién fuera río!
¡Quién fuera cañada!
Flores,
flores,
flores.
¡Oh mayo!
¡oh dolor!
Tal cuando el sol tramonta,
y las nubes oscuras se entretejen de grana
y los aires se llenan de infinitos vapores;
tal cuando la torcaz da el grito que espanta la
        nidada y el ruiseñor;
tal cuando las montañas que están por arriba de mi
        cabeza sueñan;
tal cuando los árboles tiemblan y los arroyos cantan.
Relinchos de caballos en mi puerta,
más luego, pasos y voces;
a poco, un loco sobresalto de mi ser solamente;
en seguida, el sol, la alegría de los pájaros,
        la mañana,
dos aldeanas rientes,
una mujer pálida,
dos niñas, sus hijas, enmascaradas de riguroso luto,
la cruz de un muerto,
mi estupefacción al ver, hasta el dolor
        metamorfoseado de esa manera;
mi expresión: «vuestras lágrimas sean benditas»;
al momento, mi pretexto de buscar la lechera.
Después... el campo y yo con el campo y los
        pájaros, solo.



La Niña Pola


¿Qué será de la niña Pola
que estaba en el campo,
que su padre figuraba tonta
y echaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?...

Crepúsculo y alma,
ingenuidad y gloria;
suspirillos de un pecho que no había tenido pesares nunca,
inquietud de unos ojos que habían rondado por la montaña,
tras el arco-iris que los corpúsculos tornasola...


Sobre blanco rojo,
y sobre rosado, moreno.
Brillo como aquel brillo, yo no he encontrado ni en el diamante ni en el destello;

castidad parecida,
ni en la albahaca ni en el romero,
ni en la petunia, ni en la magnolia, ni en la paciencia;
(el sol de espaldas o el sol de hinojos junto al cerro...)
- Es muy tranquilo; pero me lleva catorce años.
(¡Oh, si supieras, cuántos abismos, cuántos obstáculos, salvo en la tarde, salvo en el alba, para tenerte junto a mi sueño!)


¿Qué será de la niña Pola,
que estaba en el campo,
que su padre figuraba tonta
y echaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?...
La sangre aborta, y a las miradas que están en éxtasis no le es posible seguir el curso ya desarbolado de la égloga..



ORDEN Y ESTRUCTURA DEL PRESENTE LIBRO

Por estar dedicado este volumen al amor, hemos escogido poemas de la etapa anodista de Moreno, porque son versos de juventud escritos antes del 1916 y aparecidos en sus dos libros primeros.
Como advertirá el lector, Moreno Jimenes, y así lo dijeron los críticos en su oportunidad, no era antes de la aparición de Psalmos un poeta con acento personal; era un muchacho sentimental, heredero del modernismo, rimador de versos, que incluso habla de llorar apasionadamente por una mujer.
Su primer amor, Dolores, era rubia. Quien escribe la conoció en un vehículo público en esta ciudad, cuando ella se le identificó.
Moreno le llegó a confesar al antólogo, que su vida estaba escrita en sus versos; que todo lo que escribió, lo sintió o lo vivió. En otras palabras, que él era un poeta absolutamente sincero.
Fue un gran apasionado durante toda su larga vida y en estos poemas se desnuda un temperamento que regularmente se ha estudiado por otras temáticas mucho más serias, como dijimosrelacionadas con la muerte, con el ideal, con América.
Un personaje que fue siempre serio, adusto, solitario, que envejeció temprano, al extremo de que apenas con cuarenta años parecía un anciano, siempre aparentemente distraído, sin una preocupación por su aspecto físico, sorprende que escribiese tantos poemas de amor, de los cuales, apenas damos una muestra.
 Ahora bien, al verlos ahora así, sin la compañía de los otros poemas consabidos, aunque algunos han sido muy antologados como Maestra, India, etc.., tendremos la sensación de leer a un poeta, aunque publicado, en cierto sentido aún inédito. A otro Domingo Moreno Jimenes.
Veamos entonces, la primera parte, la anodista, cuando él se consideraba que era nadie.
En la segunda parte tendremos al Moreno entrando en la madurez y ya en su plena forma. Eso nos permitirá una mirada de simpatía desde otros ángulos líricos.





POEMAS DE AMOR DE DOMINGO MORENO JIMENES

PRIMERA PARTE
SELECCIÓN DE POEMAS DE PRIMERA JUVENTUD


DISCONFORMIDAD[1]

Mucho engañado viví,
y ojalá siempre engañado
haber, mi bien, continuado
por más tiempo junto a ti.

Pues, ¿qué hice? Descubrí
el horror de tu pasado,
y una noche de tu lado
lleno de pesar me fui.

Desde entonces vivo errante,
siempre viéndote delante
nunca pudiendo olvidar.

Lo mucho que nos dijimos
la noche que nos unimos
en un beso junto al mar.

                   
 INCERTIDUMBRE[2]

Triste, triste pasé por tu puerta
y como es de costumbre no estabas
con tus pálidos ojos de niña,
con tus lúcidos ojos de alba
mirando el camino
que conduce a tu humilde morada.

Di, ¿qué pudo arrancarte del sitio,
del lugar donde van mis miradas
a confiarte las hondas congojas
que sumen el alma
en la tétrica noche de dudas
de mis hondas y frías nostalgias?

¿Una sílfide vino a anunciarte
la fatal llegada
de este pobre mendigo de besos
que va por el mundo do quiera que pasa
dejando una endecha
de rocío empapada?


SAETA[3]

Porque te he sido sincero
me desdeñas, enemiga,
en lugar de ser mi amiga,
porque te he sido sincero.

Por un capricho altanero
de mi suerte, no mendiga
mi alma tu afecto, enemiga,
por un capricho sincero.

Que al fin y al cabo tù has sido
lo que debiste haber sido
antes de yo conocerte:

Insinuación petulante,
liviandad, no amor constante
antes de yo conocerte.....


A UNA ROSA BLANCA[4]

Si ella te viera, rosa, te llamaría hermana,
y no te envidiaría porque también es blanca,
y no te envidiaría porque también es diáfana
como el ala de un cisne, como el cristal del agua.

Si ella te viera, rosa, te llamaría hermana,
y te acariciaría con sus dedos de nácar,
y te contemplaría con sus ojos de hada,
como te sonreiría con su sonrisa mágica.

Si ella te viera, rosa, te llamaría hermana,
y te confiaría sus penas más calladas,
y no te ocultaría su única esperanza.

Si ella te viera, rosa, te llamaría hermana,
y al hallarte tan triste bajo la luna pálida,
casi instintivamente pensaría en mi alma.


ESPERANZA INCIERTA[5]

Espero que unos ojos me miren con dulzura
como hace mucho tiempo nadie ha osado mirar
mis pobres ojos tristes que mueren de ternura,
mi pobre frente pálida que muere de pesar...

Espero que unos labios se entreabran en la noche
como esas flores bellas que exhalan blanda luz,
como la noche augusta va desplegando el broche
con vaporosa calma sobre el lejano azul.

Espero un alma amiga que con mi alma se una
para en la hora indecisa del crepúsculo orar,
y orando nos sorprendan los rayos de la luna
de nuestro amor rielando el anchuroso mar...

Espero algo intangible que yo no sé si existe,
algo que al alejarse ha sugerido en mí
la nostalgia de verme tan demasiado triste
¡El dolor de sentirme para siempre infeliz!


ELOGIA SU BELLEZA[6]

A la yedra la besa la brisa,
el sol muéstrale su ojo de oro
y la nube su veste de nácar
y la noche callada su toldo;

mas, la niña inocente y sencilla,
que en silencio tranquilo  yo adoro,
vive sola en un claustro sombrío
cercada de tojos;

donde nunca la besa la brisa,
ni el sol muéstrale su ojo de oro,
ni la nube su veste de nácar,
ni la noche callada su toldo;

pero que, si la vieran las rosas,
temblarían de odio...


SINFONÍA DE AMOR[7]

¡Oh! las luchas de su amor con sus rubores
en los fúlgidos instantes de pasión,
cuando entre dulces candores y temblores
vence el invencible amor...

¡Oh! la miel de sus caricias juveniles
en los fúlgidos instantes de pasión,
cuando siento palpitar los quince abriles
de su juventud en flor...

Oh! las luchas de su amor con sus rubores
en los fúlgidos instantes de pasión,
cuando miro sonreír sus ideales
en lánguido sopor....

¡Oh! mi amada silenciosa, milagrosa
que en los fúlgidos momentos de pasión,
va entreabriendo, al suspirar, la blanca rosa
de mi jardín interior.

 INGENUIDAD DULCE[8]

¿Inconstante? Nunca
yo he sido inconstante,
y menos contigo
que tanto me amaste.

Ningún compromiso
me liga con nadie,
en la ausencia tuve
por consuelo el arte.

Y esa triste prenda
que a dudar te hace;
Mira! es un anillo
que al morir mi abuelo
me legó mi padre.







SEGUNDA PARTE
POEMAS DE LA ETAPA POSTUMISTA

Como ya señalamos, la segunda parte contiene los poemas escritos o publicados por Moreno Jimenes en sus libros desde Psalmos en adelante, aunque, como también dijimos, muchos de ellos fueron escritos en la misma etapa anterior, en la anodista, con la diferencia de que sus libros posteriores a este de 1921 se consideran, por ignorancia de los investigadores, como partes integrantes del postumismo, pero indicamos que como él tenía un tercer volumen que no pudo editar por razones quizás económicas, los fue insertando en sus diversos libros y plaquettes.
Para evitar confusiones al respecto, anotaremos, además del dato del libro y la fecha de edición donde aparece y la página donde está en Las Obras, la de de su publicación en algún órgano de prensa o la que figura al pie en las ediciones originales de los libros citados.
   

NOCTURNO[9]

Por la puerta entrejunta
de mi tranquilo cuarto
entró un ampo de de luna
y se durmió en mi lecho.

No era aún de noche. Pocas
nieblas flotaban en el éter como
aureolas o nimbos. La llanura
se adornaba de púrpura.

Entro, y sobre la almohada,
como una crencha rubia
advierto el rayo tibio
que la alcoba penumbra.

Y pienso en ella; sólo
acierto a verla muda
como la tarde última
del adiós. Me inclino
sobre mi cama dura
a esperar los murciélagos
o a soñar con el alba que en el pinar se escucha...


A LUCILA[10]

I

No duermo. Desde el sábado
que te vi en el mortuorio de una virgen
que murió de tristeza,
no acierto a ver la luna
sin llorar a torrentes;
por la espuma del mar vagan mis ojos
sedientos de idealismo; solo y mudo
recorro el camposanto, ¡y ni los sauces
mi espíritu sosiegan!

II

Turgente nido de azucenas púdicas
para posar las sienes;
cabellera de sándalo y de oro
para emerger los dedos bautismales;
ojos para soñar mil imposibles;
manos de luz para cubrir de besos;
frente para olvidar, y labios tibios
para la vida adormecer de encanto
posees, y estoy triste,
me hastía todo y sufro.....


LA CITA[11]

Llevaba una caléndula en la mano, entreabierta.
Sus ojos parecían dos soles negros. Toda
ella temblaba muda de pasión y de miedo.
En su semblante pálido florecían dos rosas.

Un estremecimiento su ser ya casi exánime
recorrió. Yo sentía su corazón ardiente
latir. Nos separamos sin hablar. Un reloj
que sonaba a esa hora me recordó la muerte.


LIGELIA[12]

Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en las sombras.
Sus dientes son joyas de marfil
y sus manos parecen rosas;
tiene unos ojos mágicos que asombran y deslumbran
y ella toda,
es como una libélula que huye
o un río que se desborda.
no sé si es el temor
que me la roba
o un cielo sombrío que la guarda,
ello es que siempre sola
la descubro,
y cuando trato de atraerla a mi dominio
se encoleriza como una loba;
y de mis artificios
vencedora
me contempla sonreída mucho tiempo,
y luego, cual una frágil ola,
parte dejándome aterido sin saludarme a veces
 y otras,
dejando que me digan la punta de sus dedos
lo que sólo en la oscuridad confía a su alcoba
en un derroche de delirio,
cuando la media luna por sus jardines ronda.
Y sin embargo,
cuando en las cimas nace la aurora,
me advierte en las nubes que se deslizan ledas
y el encanto de las alondras.
Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en la sombra.


LA PRIMA LEJANA[13]

Abrí tu mensaje, como suponías, con las estrellas.
Contemplaba el crepúsculo
y el destino sonrió para decirme
que tú no me habías olvidado.
Volví a verme contigo
en el patio
de nuestra humilde casa pía,
entre los nardos
que daban a la habitación
donde pasamos juntos muchas veces
dichosas horas de regalo.
A veces leías;
a ratos,
te ponías, por elegancia, indiferente,
y cuando eras mía,
yo me abismaba en tus ojos oscuros
y te oprimía, en silencio, la mano.
En noches,
a la luz de la luna,
hablábamos;
y tú entonces, entre los entreabiertos botones,
parecías un pájaro.
Hoy solos
y lentamente
caminamos;
el sol se extingue en el poniente turbio,
y estos recuerdos sólo viven en nuestras mentes locas
y en el pasado.


LA VOZ DE LA AMADA[14]

Te quiero porque eres el más atrevido de todos.
¿Un mordisco? ¿No ves?
Los otros me han traído flores pero la huella de tu uña está latente aquí en mi nuca.   
El ‘tómame’ de mi existir tú lo trasluciste primero que nadie.
Te reíste de mi piel fría;
cantaste una copla cuando oíste decir: su alma marmórea, su corazón marmóreo.
Yo sonreía, pero tú reíste a mandíbula batiente del teatro entero.
¿Y aquella vez que te llamaron loco?
Yo decía magnífico y ante el oleaje de los ilustres rostros brotados,
te contemplaba,
tomaba con la imaginación tu fusta
y tenía para el hombre libre una corona de deseos ardientes.
Quema todos tus versos y póstrate ante la estatua hirviente de tu propia vida.
Rey de reyes:
Te amo por lo que eres ignorado.
Tu solo gesto será la sola lumbre de futuro.



ORIFLAMA[15]

¡Fue un milagro que yo durmiera anoche!
Sabiendo que la habían casado con otro,
que se entregaría a otro,
que sería eternamente de otro...
¿Qué iba a hacer? Cualquier súplica
sangrante o emotiva
iría a caer donde va a parar todo. Ella misma sucumbirá no muy tardado.
¡La pobre!
¡Cuán presente me habrá tenido!
¡Qué de tormentos contra mi faz que es como la luna!

(Debo verlo como una necesidad
y no torcer el rumbo que llevo).


EL PASADO[16]

La pálida niña de antaño,
la novia de cuando yo era un niño;
la de las trenzas rubias, de las retinas garzas
me ha escrito.
Ya no es la candorosa niña de los ojos bajos
y de los súbitos gritos.
De ayer a hoy, el tiempo los dulces ruiseñores
de su mente ha transformado en vampiros.
E inútilmente no pasan los años.
¡Yo ya no soy el mismo!
Ya no voy a correr en las mañanas
en busca de algún nido
por la selva azul,
y hasta los malabares prefiero a los lirios
por no marchitarse tan pronto.
¡Y si alguno me engaña ya no lloro,
sino sonrío!
He aprendido a esquivar los más arteros lazos
Y he aprendido
a sofrenar el corazón a veces...
Y hasta a limitar el infinito!...


MAFALDA[17]

¿Habéis visto una rosa cuando comienza a abrirse
feliz por el rocío, la paz y el tibio sol
risueña sonreírse
presa a la vez de anhelo, de júbilo y temor?

Pues converged la vista por el brismal camino
y la veréis allí
clavadas las pupilas en el azul divino
haciendo del pasado, presente y porvenir.

En sus dorados bucles luce una flor y lleva
un traje verde tierno matizado de azul
que su ser más eleva
a la mansión del beso, del trino y de la luz.

Es casta, ingenua y ágil como quien tuvo pura
sólo una inquietud que le inundó la faz
de un rubor que aún perdura
carminando y ungiendo sus mejillas al par...

A veces una duda falaz la martiriza...
Mas, cuando llegue él
le ofrendará amorosa su más blanda sonrisa,
cediéndole las manos o los labios, tal vez.


BEATRIZ[18]

Nos servían helados
candorosas niñas
vestidas de blanco.

Las señoras sonrientes
hablaban de sus peregrinaciones
a un país lejano.

Un ramillete de galanas rosas
se marchitaban por olvido
sobre una consola de mármol.

Rondaban por el tranquilo cielo
una paloma con su palomo al lado.

El parque y el vergel se estremecían....

Entonaba el ambiente
como un aroma vago...
Unas muchachas desvaídas
en una charla que se desvanecía en la confidencia
turbaban la monotonía del ocaso.....

De improvisó llegó una joven
que debió tener luto fresco
pues hasta tenía húmedas las manos.

Parecía un personaje de novela
y era sólo una virgen de veinte años,
que al decir de sus demás amigas,
nunca había amado.


INTERROGACIÓN[19]

Esta joven
antes de ser mujer era una niña
que no tenía escrúpulo de mí.
Saltaba la cuerda en mi presencia.
Siempre al verme llegar corría
a pedirme cuartos para caramelo.
A veces me guardaba café,
y hasta recuerdo que en días de pesar
por no escuchar los reclamos de mi corazón,
yo la saltaba sobre mis rodillas.
Ahora tan sólo me acierta a mirar,
finge no verme y cruza,
sin decirme siquiera adiós.
No sé lo que yo le habré podido hacer.
Creo que siempre he seguido siendo con ella igual.
Ah, ya sé: piadosas amigas
le habrán dicho que debe huir de los hombres.


CIMA[20]

Hoy martes
recibirá mi carta,
ella que es tan cordial amiga.
Sé de los comentarios antes de la lectura.
Pensará en el ‘ausente’
y tendrá para el amigo del amado
un elogio entre dientes acompañado de una mansa sonrisa.
Sonreirá como las princesas de los cuentos de hadas cuando están tristes.
 Ya veo en su rostro perlas y júbilos mudos que son lágrimas.
¡Si el vaho de las montañas pudiera hacerse sílabas
y cupieran en los interregnos de las letras
un poco de sol
y un poco de aire!
A lo menos debí remitirle una madreselva del campo,
o ponerle al pie de mi firma
las iniciales de mis dos poemas más ilógicos:
llevo el alma dormida como un remanso;
mi musa futura, bella en la oscuridad del amanecer.


HIMNO DE GRACIAS[21]

Me hace falta una dulce Julieta
Que me diga con trémula voz:
‘Oh poeta,
compartamos ternura y dolor’.
La mujer de hoy en día me aterra.
En el siglo pasado nací
para en guerra
con el siglo presente vivir.
No es un ansia febril que me mueve
a buscar una dulce beldad,
sino un leve
sentimiento de amor y bondad.
Ya presiento mi triste partida,
y quisiera poder compartir
esta vida
con un alma inocente y feliz.
Unos van tras un mago zafiro,
otros marchan de glorias en pos;
yo suspiro
¡por amor, por amor, por amor!


LA LEVE CANCIÓN[22]

Me empeño en ser tu dueño,
a más de por bella,
porque Dios te hizo casta
y a la castidad siempre
le rendí culto.
Aspiro más que a amante
a ser tu confidente
para saber por qué te pones roja
cuando a solas te hablo, y por qué pálida
cuando la tarde aléjase. Quisiera
que tú me confesaras una noche
por qué estás triste cuando al lado mío,
miro el cielo primero para verte,
y luego le hablo a mi alma para hablarte;
y después, cuando apártome de ti,
llevando el corazón en una mano,
y la frente en otra,
tras las enredaderas y los jazmines
que cubren tus balcones
advierto tu semblante, triste, triste.
Tú tienes la nostalgia de la fuente,
la infinita tristeza del crepúsculo,
y es tu vida muy diáfana. Azahares
tan sólo en tu camino se han abierto.
¡Yo seré en tu camino
el pájaro que canta!



EL ECO[23]

Tus ojos extasían,
tu carne huele a flor:
quien sea timorato
que no escuche tu voz.

La magia de las yeguas
posees y el ardor:
quien sea timorato
que no escuche tu voz.

Al pasar electrizas
y haces rabiar de amor:
quien sea timorato
que no escuche tu voz....


SIESTA[24]

La negra de los dientes blancos
me ha prometido
darme una cita junto a los naranjos
a la hora de la umbría,
en el momento en que gorjean los pájaros.

Se fue por la avenida de las acacias. Y en tanto
que unas cotorras la empalizada brincan
y ella por el andén se va alejando,
por mi memoria cruza
la visión de otro cuadro,
vivido hace unos meses
en el campo.

La quietud y el bochorno
me van amodorrando,
y ya siento en mis manos su cintura
y en mis labios sus labios;
tiemblan cual uvas sus morados senos;
y como un tronco al cual ya ha herido un rayo
cae su cuerpo por tierra, y en el bosque
los ruidos cesan por un rato.

Y ya desvanecido aquel mal sueño,
con los ojos fijos en el término vago
continúa mi impiedad, indiferente
como si nada hubiera pasado.


ROSA, EL POEMA DEL AMOR ANTILLANO[25]

El Mercado de Santiago entre risas;
el aguacate,
los limones,
la piña,
el ajonjolí,
los melones,
el maíz tierno y el almácigo fuerte;
la zanahoria, los rábanos, el pimiento;
la berenjena tinta y la yautía con matiz de auyama;
la cabra que cura la fiebre
el romero que nos vuelve los ojos nuevos desde la madrugada;
la ‘flor del sol’ que recuerda a las mujeres el baile del merengue
y el queso que revoluciona la chicas hacia la miel de abejas.

Ya está Rosa que llegó de Canca;
Canca es una aldea de Tamboril
que acostumbra mandar al pueblo hembras con los ojos húmedos:
El traje está hecho a expensas de rosas grandes de un rosado subido;
no faltan los aritos,
las pulsas
y el sombrero…
Rosa tiene unos dientes que parecen de leche de cabra;
los ojos simulan rubios de tanto que brillan;
la muñeca es breve,
las cejas son de terciopelo;
el cabello torna ser sedoso y rizado a un tiempo.

Rosa no ha llegado al pueblo para que ‘La Joya’ se la trague;
sí, parece de la madera
de correr al galope sobre el lomo de todas las joyas.

Rosa gruñó al hablarme;
Rosa mostró disgusto cuando le hice varias incisivas preguntas.

Por unos instantes entornó los ojos como si quisiera llorar;
breves segundos estuvo fijo de unos arrieros que pasaban.
Pero, ¡Oh cabriola del invierno o Samatén del Trópico!
Rosa entre desdenes y esquiveces,
me ha sonreído.
¡No puedo deciros la lumbre de sus ojos a lo que me supo!
Sentí como que descolgaban la Iglesia Mayor a repiques seguidos;
¡mareé de tan feliz!…

Rosa, Rosa, le dije, dame un gancho.
Apareció un vendedor de pozuelos:
‘El café de los dos’, pensé.
II

Tengo a Rosa de edecana en mi casa desde hace tres días.
¡Con cuánto cuidado plancha mis camisas!
¡Cómo se enfada cuando mi voz se torna seca!
¡Cuánto júbilo cuando le ordenan que me sirva mi café el primero!

III

He enfermado;
y Rosa, al endulzarme el té de ‘yerba buena’,
ha volteado la cara al otro lado…

IV

El hijo de Rosa está grave.
Rosa ha tenido que partir al campo.
Por más de quince meses
huyó Rosa del mapa de mi vida.

V

Hago la obligada espera en una oficina.
De improviso, es la misma Rosa que me mira y que me habla.

VI

Las uñas están más cuidadas,
el pelo es liso,
el túnico es de un matiz de rosa pálido.

VII

Rosa está en la ciudad y parece que nunca ha ido al campo.

VIII

Hablamos de volver a vernos,
pero el destino es cruel con nosotros.
Por más que nos empeñamos y nos esforzamos, ni sombra
del uno puede intentar jamás palpar el otro.

IX

Mi vida toma un tinte sombrío.
Por los cerros de mi ideal
pasa, huracanado, un viento de tragedia.
Toso muchísimo en la noche
y voy adelgazando con rapidez.

X

La palma de nuestras manos se ha tocado entera;
sentí que la voz se le puso triste
y se marchitó de arrobamiento su cuerpo.

XI

(Ahora sí es verdad que ella me ha presentido,
y yo que tuve su sonrisa por un mohín inútil,
y yo que me figuraba que el agridulce de sus ojos era
inofensivo como la llamarada del sol sobre el agua).

XII

Ya su sonrisa cobra aires de bandera al sol.


XIII

‘Como tú quieras. Siempre que tú quieras’.

XIV

‘He andado demasiado…
¿Por qué me llevaste tan lejos?
XV

‘¿Alguien te dijo alguna vez que yo era poeta?’

XVI

‘Seamos libres como la noche’.

XVII

‘Confundámonos como el polvo y el viento’.

XVIII

Rosa es de pasta tierna;
su voz crepuscular es dulce.
es fogosa como una ráfaga,
pero a un tiempo es humilde.
la ciudad se ha quedado al margen.
Toda la moza en cuerpo y alma pertenece al campo.

XIX

Toda la prima noche del 24 de diciembre
tuve la impresión de estar en el campo.

XX

El aire que respiro es perfumado;
tengo jazmines entretejidos en los dedos,
y un cansancio de rosas desmayadas
en los sentidos y en los huesos.

XXI

Rosa, iba a hablar… y comprendí que era innecesario;
y ahora te sonrío por entre los recuerdos.

XXII

Rosa, Rosa ¿estamos en noviembre
o en mayo?


ESTELARES RUTAS
(LA INENCONTRADA SURGE)[26]

I
Y seré, y vuelvo a ser…
Y seré, y vuelvo a ser…
¡Oh, amada: por ti mi rosal ha despabilado sus estrellas!
Sólo a tu conjuro la noche me ha soliviantado en su ancho océano…
Me interné en la infancia;
entré y salí del alba de la muerte
¡por ti, y sólo por ti!

II

¡Oh, amada! el día que te desmayaste en mis brazos;
abril era, la felicidad había estremecido mis ámbitos,
y mi corazón no lo advertía.
(Todavía tengo el corazón inflamado
y un sahumerio de lilas que me cala el ser todo entero.)

III

Parece que te he visto
porque hoy al despertar
me ha sabido a azucena la brisa.

IV

Única, tenías que ser así, única;
misteriosa y altiva;
risueña y triste;
esclava de mis ansias;
reina de mi ser;
mía en el día que se agita;
mía en la noche que renace;
mía en el alba que despierta;
mía en el crepúsculo de la raza futura que aún no ha germinado;
¡mía, mía, mía!
¡mía hasta antes de nacer
y hasta más después de morir!

V

Cuando me ibas a mirar te sonreías
y cuando te besé por primera vez lloraste.
¡Oh, el dolor del beso primero!
¡Oh, el martirio del beso primero!
¡Oh, el infinito gozar y sufrir a un tiempo del beso primero!

VI

Ya en tu patio los rosales no dan rosas sino estrellas.
No lo dudes: ‘me amas’, ‘me amas’, ‘me amas’.

VII

Y si no me amaras, ¿qué sería del orbe?
¿Y del pájaro solitario en la rama?
¿Y de la pobre onda líquida cuyo equilibrio es su desequilibrio?
En ti laten causas de mundos;
pero te vistes de levedad
para que te ignore hasta el átomo.

VIII

¡Oh, amada!, la que te me ocultabas
a cada paso del camino,
a cada sinrazón de la jornada,
y que ahora,
inesperadamente,
me vuelves de niebla los pies y las manos.
Y junto a ti estoy siempre,
a despecho de la vida,
del porvenir
y del pasado.


EN EL ÁLBUM DE UNA NIÑA DE SAN FRANCISCO DE MACORÍS[27]

Niña alada;
oye, niña alada:
las flores piensan
y los recuerdos en las praderas de asfodelos hablan.

Tu niñez es promesa
y tu candor confianza;
tú, que restaste una noche al sueño
para cubrir con un fulgor el alba;
tú, hondonada en el pelo;
tú, rocío en la palabra;
pies que al pisar presienten;
alma, gala del alma.

Niña alada;
oye, niña alada:
las flores piensan
y los recuerdos en las praderas de asfodelos hablan.


VERSOS DE AMOR Y DE MISTERIO[28]

En todas las horas de la ausencia mis manos
te tomaron la nuca,
te oprimieron los senos;
palparon el más desnudo tacto de tu boca,
naufragaron en la lejanía de tus ojos…

Tan mía como fuiste;
y sin embargo
por tu ausencia,
inexplicablemente,
junto a la soledad,
¡cuán poco mía!

Me dormía con tus piernas oprimidas
junto a los brazaletes de mis manos;
sentía el dulce rumor de tus cabellos
y hasta el eco de tu mirar lejano.

Después, al despertar me bebía el alba
y veía una cana de mi cabeza,
la última,
gemir de dolor entre tus dedos.


AZULEJOS[29]

Tan triste que eras cuando niña
y ahora tan lúcida que te ve mi pena.
Muchachita que trajeas de luto,
yo distingo el azahar de tu corpiño de encaje,
que me perfumaba el perfume…
Por la calle 19 de Marzo vivías
y ahora se encuentran nuestros pasos por la calle 19 de Marzo.
Dirás que a mí las confidencias no me lucen
y te diré que no me luce ni siquiera el silencio.
Nuestra conversación por lo general es trivial,
pero yo recojo en tu sonrisa de ayer,
tus palabras de ayer, de hoy y de siempre.
Muchachita no te dejaría mentir
si un día quisieras entrever
por qué nunca me caso.


BRIZNAS DE LA COLINA[30]

I

Quisqueyana, déjame besar los vellos de tus piernas;
déjame inundar la inédita vía de tu anhelo…
Mujer de los arqueados ojos
y las crispadas manos:
sosténme en el torbellino de mis aspiraciones y mis deseos;
cunde mi plectro con la suavidad de tus manos
y reverdece con tus palabras el apagado cenit de mi anhelo.
Mujer, mixtura de infinito
y de llanto:
comprende a tu hombre triste, salmodia a tu muerto,
y coge al vuelo la paloma de los pies y de los ojos alados.
…Calló la voz
y el crepúsculo se derramó en cadencias
sobre las puertas sin forma de lo desconocido.

II

Venía un vals lento.
Todo el mundo callaba en la aldea.
¿Si la música se parecerá a la muerte?


EL GUANAL[31]

Dulce niña amada de los ojos negros,
la miel en los labios y el alma en la voz:
ya no me consuelas en mis horas tristes
ni en la noche vienes a hablarme de amor.
Musitaba en silencio el pobre hombre
y ni la brisa a ras del horizonte,
ni el sol,
ni las tenues perdices
calmaban el hambre de su pecho.
El cielo mentía un agujero claro,
y las sombras de los distantes árboles
daban a la aurora una quietud crepuscular de marasmo.

Hoy, al través de catorce o quince años,
el hombre sigue triste,
musita en silencio la misma canción,
y la misma inquietud de aspiración
corroe sus entrañas y su pecho.


DESASIMIENTO[32]

Era blanca
y me perseguía;
era pálida
y me perseguía;
era casi diáfana
y me perseguía.
Mujer,
¿no sabes que ya yo he olvidado la vida?
Mujer,
¿no sabes que ya yo he trocado mi corazón por un cayado?
Mujer,
¿ignoras que hasta la lumbre de mi sentir se ha desvanecido?


      ÓLEO   
(A LA MANERA ANTIGUA)[33]

La niña de la pampa,
la flor del tabacuelo;
el bucle en onda corta;
el mirar, riachuelo.

La faz canela brava;
el pecho jardín ancho;
visión de un sueño esclava;
nitidez en el rancho.

Amor tocó a su puerta.
Canción sonó en su oído.
La esperanza en el viento.
Polen de alba en el nido…

En tanto, cuatro o cinco
nubes por el andén
revuelan con ahínco
sobre la tarde sen.


MAESTRA[34]

Maestra: recuerda el amanecer con su vaca lechera,
su humo de sol,
su organillo de pájaro…
Háblanos del plátano que rezaba a la sombra
y del guineo que amarillaba junto al oreganito.
Del maizal que nos confirma que en América
no es exótico ni lo rubio ni lo negro.
Maestra, no te muestres tan distraída ante tus parroquianos hombres…
Piensa que ser mujer,
y mujer con m minúscula,
es de todas las cosas lo que en verdad te importa.
Trocar los sexos, ¿y con qué objeto
siendo como eres en realidad, de un sentir prolijo y tierno?
Así: minuciosa, sensible y sumisa
te soñó mi egoísmo,
y te anhelan mis hijos que están en gestación desde la infancia.


INDIA[35]

India, desde la cabeza hasta los pies,
in – dia;
debí decir mestiza
pero ya ves, escribí india
y no me arrepiento:
a veces la salvación de un porvenir está en el pasado.
No sé si vienes de Boyá
donde se consumió la indiada nuestra,
o de Enriquillo
donde se sublevó el cacique que enarboló ese nombre.
Con la tristeza de tu mirada
y la majestad de tus senos
yo estoy comulgando horizonte arriba…
(¡Oh, tú que viniste a mí con la nostalgia del otoño
y la reciedumbre de la primavera!)
En mí estabas buscando un hijo que tal vez se te había perdido
o el primer varón del orbe que se había de tus sentidos eclipsado.

Me sonreías de soslayo
y me lanzabas responsos de diatribas.
Ahora, ya ves, yo me he alejado…
Y he dejado el presente a tus pies como una cosa muerta…
Seguiré en mi afán de realizar a América;
aunque ya no con la voluta de la caricia
ni en el volcán de la sangre,
sino en este vislumbrar de rey vencido…
(Trescientos siglos diluidos en cuarenta y cuatro años)

¡Oh, Mujer! qué remoto debiste verme,
con mis zapatos viejos,
mi sombrero deteriorado,
y mi doliente afán de ajuar antiguo…
¡Qué soso te debí parecer siempre
con mi alocado afán de futuros inéditos!…


ESTÉRIL[36]

¡Oh tú, vagabunda! con quien me di el abrazo en el río,
no te engañe el lucero del alba,
no te engañe la luna de Julio,
no idolatres la gasa del monte
ni profieras: ‘La Patria es mentira’;
yo alenté tus primeros impulsos,
gasté en plata tus rútilas perlas,
he incendiado las aguas de instinto,
como he constatado en un rapto de suprema constancia
la terrible igualdad de la risa, de la sal, de la sangre y el agua.
Vivo yo, debes creerte que he muerto;
muerto yo, debes mirar que vivo
hecho miedo en tu risa de histérica,
hecho espasmo en la simultaneidad de la muerte y la vida!



TREINTA AÑOS[37]

Es verdad que no era la misma;
pero era ella misma:
sus fragancias quedaron en mi alma
pero su alma
era la misma alma
hermana de mi alma.

¡Tulia; Tulia! -Grité desde el Emparrado de Bella Vista,
y ahora la encuentro menguada por los años.
Es la madrugada,
y mi sangre se agolpa en un anhelo de resurrección;
pero la busco, la busco y no la encuentro.
¡Será por ventura la vida
un hálito que se apaga en el tiempo?
¡Jamás!
Tulia es siempre Tulia
y yo continúo siendo el mismo.

II

Amémonos más allá de la muerte;
en la eternidad y más allá de la eternidad.
             
 III

¡Acaso Dios nos dejó en la tierra
para cruzarse de brazos ante el destino de los hombres?
Irrumpamos sobre el destino de las cosas,
y conquistemos de nuevo la vida.


Bibilgrafía

[1] Promesa 1916 (Pág. 20 de Las Obras). (1913)
[2] Promesa 1916 (Pág. 28 de Las Obras). (1914)
[3] Promesa 1916 (Pág. 32 de Las Obras). (1914)
[4] Vuelos y Duelos 1916 (Pág. Pág.41) (1915)
[5] Vuelo y Duelos 1916 (Pág. 45 de Las Obras). (1915)
[6] Vuelos y Duelos 1916 (Pág. 45 de Las Obras). (1915)
[7] Vuelos y Duelos 1916 (Pág. 48 de Las Obras) (1916)
[8] Vuelos y Duelos 1916 (Pág. 56 de Las Obras) (1916)
[9] Psalmos 1921 (Pág. 71 de Las Obras). (Letras, 14/7/18)
[10] Psalmos 1921 (Pág. 72 de Las Obras) (1818)
[11] Psalmos 1921 (Pág. 72 de las Obras) (Escrito en 1917, Letras 18/8/18)
[12] Psalmos 1921 (Pág. 79 de las Obras) (Letras 20/10/19)
[13] Psalmos 1921(Pág. 80 de las Obras).(Lettras20/7/19)
[14] Diario de la Aldea 1925 (Pág. 109 de las Obras).
[15] Decrecer 1927 (Pág. 117 de las Obras).
[16] Decrecer 1927 ( Pág. 117 de las Obras).  (1918)
[17] Decrecer 1927 (Pág. 118 de las Obras).  (1918)
[18] Decrecer 1927 (Pág. 119 de las Obras). (1919)
[19] Decrecer 1927 (Pág. 120 de las Obras). (1921)
[20] Decrecer 1927 (Pág. 122 de Las Obras).
[21] Días sin Lumbre  1931 (Pág. 141 de Las Obras).  (1917)
[22] Días sin lumbre 1931 (Pág. 141 de las Obras). (1917)
[23] Días sin lumbre 1927(Pág. 144 de las Obras). (1918)
[24] Palabras sin Tiempo 1932 (Pág. 172 de las Obras). (1919) (Día Estético No.7, 1929)
[25] Embiste de Razas 1936 (Pág. 198-201 de las Obras).  (1935)
[26] Sentir es la Norma 1939 (Pág. 214 de las Obras).
[27] Sentir es la Norma 1939 ( Pág. 216 de las Obras).
[28] Sentir es la Norma 1939 (Pág. 216 de las Obras).
[29] Fogatas sobre el Signo 1940 (Pág. 217 de las Obras).
[30] Fogatas sobre el Signo 1940(Pág. 218 de las Obras). (1933)
[31] Fogatas sobre el Signo 1940 (Pág. 220 de las Obras).
[32] La Religión de América 1941 (Pág. 234 de las Obras). (1938)
[33] La Religión de América 1941 (Pág. 235 de las Obras).
[34] La Religión de América 1941 (Pág. 236 de las Obras).  (1938)
[35] La Religión de América 1941 (Pág. 236 de las Obras). (1938)
[36] Canto al Atlántico 1941 (Pág. 243 de las Obras). (1932)
[37] Santa Berta y otros poemas, 1959, (Pág. 296 de Las Obras).